Un proyecto europeo aporta un nuevo punto de vista sobre el cambio climático y la inocuidad de los alimentos

Esta es la principal recomendación del proyecto financiado con fondos de la Unión Europea VEG-I-TRADE, puesto en marcha en 2010 con la intención de evaluar la seguridad de los alimentos frescos en un contexto de cambio climático y aumento del comercio internacional en rápida evolución.

«El calentamiento global se asocia a menudo con otros retos pertenecientes al ámbito de la seguridad alimentaria como la producción de alimentos suficientes para alimentar a la población del planeta», declaró la Dra. Mieke Uyttendaele de la Universidad de Gante (Bélgica) y coordinadora del proyecto. «No obstante, se subestima el impacto que puede tener en la inocuidad de los alimentos».

Los estudios realizados por el equipo de VEG-I-TRADE sacaron a la luz que en la ecología microbiana vegetal influye una red de interacciones complejas entramada por factores climáticos, medioambientales, biológicos, técnicos y culturales. La modificación de uno de los factores puede provocar cambios en la red al completo e influir en la inocuidad de los alimentos frescos.

El proyecto generó resultados de gran calado como por ejemplo una lista de recomendaciones y descubrimientos que ya han servido a autoridades nacionales competentes, asociaciones industriales y empresas privadas para reforzar sus directrices o para plantear posibilidades de adaptación a fin de aumentar el grado de seguridad que ofrecen los alimentos frescos.

«En términos generales, VEG-I-TRADE enriqueció el debate y creó una red multidisciplinaria de profesionales que se mantendrá activa en sucesivas colaboraciones internacionales», aclaró la Dra. Uyttendaele. «Varios de los resultados ofrecidos están disponibles en forma de módulos de aprendizaje a distancia para su empleo en cursos de formación a escala local y mundial».

La labor de los socios del proyecto tanto de dentro como de fuera de la UE se puso en marcha con la obtención de muestras obtenidas sobre el terreno y el empleo de una herramienta de autoevaluación mediante la que realizar un seguimiento de buenas prácticas y sistemas de gestión aplicados durante las fases de producción primaria, procesamiento o comercialización. «Se documentaron, por ejemplo, las ventajas y los inconvenientes de varias tecnologías de tratamiento de aguas. Además de la gestión del agua, se abordaron otros temas como la higiene personal, la documentación y el mantenimiento de registros, el almacenamiento y el transporte», explicó la Dra. Uyttendaele.

Los resultados del estudio sobre los proveedores se publicaron recientemente. En ellos se reflejan temas clave como la necesidad de buscar estrategias de reciclado del agua que no supongan un menoscabo para la inocuidad de los alimentos. Los estándares normativos y de certificación se consideran tanto catalizadores de buenas prácticas como barreras no arancelarias al comercio, y se señaló la necesidad de contar con evaluaciones basadas en la ciencia.

Se puede destacar de la base de datos de resultados de VEG-I-TRADE que una concentración elevada de E. coli supone una mayor probabilidad de encontrar bacterias patógenas como Salmonella. No obstante, la presencia y la concentración de E. coli en el agua de riego y los alimentos recolectados es distinta en función de las circunstancias de cada emplazamiento. «Si bien resulta útil crear indicadores de concentraciones límite de E. coli para advertir a los productores de una situación de riesgo, desde el proyecto se recomienda que se creen teniendo en cuenta la situación sobre el terreno», concedió la Dra. Uyttendaele.

VEG-I-TRADE finalizó oficialmente en abril de 2014, los resultados del proyecto tendrán un impacto duradero y positivo sobre la inocuidad de los alimentos. Varios miembros del consorcio participaron en la redacción de las «Opiniones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA)» en 2013 y 2014 dedicadas al riesgo que suponen los patógenos en alimentos de origen distinto al animal, además de contribuir a la revisión de los códigos de prácticas relativos a los alimentos frescos del Codex Alimentarius de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los socios del proyecto se involucraron también en las nuevas recomendaciones de la UE aún en proceso de redacción con las que garantizar la higiene y la inocuidad en la producción de alimentos frescos.

Fuente: CORDIS

Capsugel y Cardax desarrollarán astaxantina sintética idénticos a los naturales

La astaxantina se utiliza actualmente como un antioxidante. Los productos de astaxantina se desarrollarán de forma conjunta mediante la tecnología patentada de lípidos Capsugel multi-partículas (LMP), que encapsula disuelto o suspendido los ingredientes activos en partículas de la matriz lipídica esféricas para la dosificación oral en cápsulas, sobres, suspensiones o tabletas.

La tecnología LMP utiliza una variedad de lípidos aprobados para entregar los beneficios de formulaciones basadas en lípidos en formato multi-partículas, incluyendo una mejor biodisponibilidad, liberación controlada y enmascaramiento del sabor eficaz. Las empresas buscarán un socio estratégico para la comercialización al por menor en el mercado de masas. Los términos de negocio específicos no fueron revelados.

«Nuestra alianza estratégica con Cardax ofrece la oportunidad de estar a la vanguardia del desarrollo de productos de astaxantina únicas para aplicaciones de salud de los consumidores», dijo Amit Patel, Presidente de Capsugel . «Nuestra tecnología de mejora de biodisponibilidad de primer nivel y experiencia en formulación a base de lípidos, junto con nuestra encapsulación se puede aprovechar para conocer el perfil del producto de nuestro socio y los objetivos comerciales de una forma de dosificación final de alta calidad.»

«Nuestra colaboración con Capsugel ofrece la experiencia de formulación y la infraestructura necesaria para la promoción de productos de astaxantina para aplicaciones de salud de los consumidores», añadió David G. Watumull, Presidente y CEO Cardax. «La participación en más que una cadena de valor de la salud de los consumidores, como un verdadero socio con Capsugel podría aumentar considerablemente nuestros ingresos, y la nueva propiedad intelectual y de esta colaboración se puede proporcionar una ventaja competitiva significativa.»

ACERCA CAPSUGEL
Capsugel es un líder global en la entrega de alta calidad, las formas farmacéuticas innovadoras y soluciones a sus clientes en la industria del cuidado de la salud. Dueño de Hard Cápsula, la compañía ofrece a los clientes la más amplia cartera de gelatina, vegetariana y otras tecnologías especializadas de la cápsula. La forma de dosificación en Soluciones (DFS) de negocios de Capsugel resuelve retos de desarrollo de productos más apremiantes de los clientes, incluyendo la mejora de biodisponibilidad, de liberación modificada, la disuasión, procesamiento bioterapéutico y la formulación de inhalación.

Fuente: Food News Latam

Es un peligro comer carne picada en Estados Unidos

Consumer Reports, la revista estadounidense de la Unión de Consumidores en la que se publican reseñas y comparativas de productos, estudios científicos y pruebas de laboratorio de diferentes alimentos, consejos sobre acciones y medidas legales, etc., ha dado a conocer una investigación en colaboración con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sobre la seguridad de la carne picada que se comercializa en Estados Unidos, los datos muestran que es un peligro comer este tipo de producto.

Según los resultados obtenidos, la carne picada producida a partir de ganado convencional tiene hasta dos veces más bacterias peligrosas que la carne picada obtenida de bovinos criados de forma sostenible. Concretamente se han detectado super bacterias peligrosas para los seres humanos, que además eran resistentes a tres o más tipos de antibióticos que se suelen utilizar habitualmente para el tratamiento de enfermedades en el hombre, en un 18% de las muestras de carne picada obtenida de ganado convencional.

Se trata de un riesgo potencial teniendo en cuenta que el 28% de los estadounidenses comen carne cruda o poco cocida. Los investigadores del CDC explican que toda la carne contiene bacterias que deben ser destruidas a través de una cocción adecuada, ya que de lo contrario se corre el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria, pero evidentemente algunos tipos de carne tienen mayor riesgo que otras, la carne de vacuno, y especialmente la picada, conjuga una serie de factores que la hacen especialmente problemática, por lo que las consecuencias de comer carne contaminada pueden ser más graves que si se come la carne en otro formato.

En la investigación, Consumer Reports adquirió 300 muestras de carne picada de animales producidos de forma industrial y de forma sostenible en diferentes establecimientos de ciudades estadounidenses, se encontraron cinco cepas bacterianas asociadas a la carne de vacuno, Clostridium perfringens, hasta seis cepas de E. Coli, incluida la Escherichia coli O157:H7, Staphylococcus aureus, Salmonella y Enterococcus. Todas las muestras contenían bacterias, sin embargo, los resultados revelaron que la carne de vacas producidas de forma sostenible eran mucho menos propensa a estar contaminada por las bacterias E. Coli y Staphylococcus aureus.

Hay que decir que el ganado sostenible o ecológico fue criado sin la influencia de los antibióticos, recordemos que es una práctica habitual en Estados Unidos la utilización de antibióticos con carácter no terapéutico en la alimentación de los animales, el propósito es evitar que enfermen y las consiguientes pérdidas económicas que ello supondría. Esto ha provocado el creciente problema de la resistencia a los antibióticos y otros problemas más, podemos recordar por ejemplo el informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades publicado en el año 2013, en el que se concluía que más de 2 millones de personas sufrían cada año una infección resistente a la acción de los antibióticos y al menos 23.000 personas morían por esta causa. De este número de infecciones, más del 20% son causadas por agentes patógenos transmitidos a través de la alimentación.

El ganado vacuno sostenible, además de haber sido criado sin antibióticos, ha podido alimentarse en pastos y su dieta ha sido principalmente hierba, es un ganado que recibe un mejor trato que el ganado de producción industrial que vive masificado en granjas de engorde, con una alimentación a base de piensos y subproductos obtenidos a partir de desechos animales, además se les proporciona antibióticos de forma regular. Según los responsables del estudio, una producción sostenible tiene un mayor impacto en la salud y en la seguridad de los alimentos que consumimos, además de ser un sistema más beneficioso para los propios animales.

Hay que destacar otros datos del análisis realizado en las muestras de carne, más del 80% de las muestras cárnicas de producción industrial contenían al menos dos tipo de bacterias, casi un 20% contenía Clostridium perfringens, bacteria anaeróbica que puede causar graves enfermedades, como por ejemplo la enteritis necrótica o la gangrena gaseosa. No deben sorprendernos estos datos, merece la pena retomar la lectura de este post sobre el alto volumen de carne contaminada presente en los comercios estadounidenses. En este estudio realizado por el Translational Genomics Research Institute se concluía que hasta en un 47% de las muestras cárnicas estudiadas, de cerdo, de pavo, de vacuno, de pollo, etc., estaba presente una cepa bacteriana resistente a los antibióticos, el Staphylococcus aureus o estafilococo áureo.

Ante los resultados obtenidos en el estudio de Consumer Reports, la organización de consumidores ha solicitado al gobierno, a la FDA (Food and Drug Administration) y al USDA Departamento de Agricultura de Estados Unidos) que tomen las medidas oportunas para proteger a la población de las intoxicaciones alimentarias. Solicitan que se prohíba el uso de antibióticos con carácter no terapéutico en la alimentación de los animales, pide que se mejoren e intensifiquen las inspecciones para garantizar la salubridad de la carne, no utilizar el término natural en carnes obtenidas de forma industrial, prohibir los desechos obtenidos de otros animales, como el pollo, en la alimentación del ganado vacuno, etc.

Hay que recordar que a finales del año 2013 la FDA adoptó una nueva política sobre el uso de antibióticos en los animales, se dio un primer paso que a la mayoría de expertos no convenció. En esta política se daban a conocer una serie de directrices voluntarias dirigidas a las compañías farmacéuticas y a los productores de ganado para que no se utilizasen los antibióticos en animales sanos, pero dado que se trataba de algo voluntario, para muchos era probable que se hiciera caso omiso, de ello hablábamos aquí.

Es un peligro comer carne picada en Estados Unidos, pero también lo es comer cualquier tipo de carne dada la elevada presencia de microorganismos patógenos resistentes a los antibióticos. Ya veremos si sirve de algo el toque de atención con los datos sobre la mano de Consumer Reports, os invitamos a leer el estudio completo y las conclusiones obtenidas a través de este artículo publicado en la página web de la organización.

Fuente: Gastronomía & CIA

Aditivos alimentarios para consumo humano

El presente Reglamento establece normas sobre los aditivos alimentarios usados en los alimentos a fin de asegurar el funcionamiento eficaz del mercado interior y un elevado nivel de protección de la salud humana y un elevado nivel de protección de los consumidores, incluida la protección de los intereses de estos últimos y las prácticas leales de comercio de productos alimenticios, teniendo en cuenta, cuando proceda, la protección del medio ambiente.

Fuente: Besana

Para los remilgados del comer, que buscan en los alimentos la ausencia total de pesticidas, modificaciones genéticas, intervención cualquiera del hombre, es decir el alimento orgánico por esencia, una variedad de toronja conocida como Ruby Red es el súmmum de lo natural.

O a lo mejor no.

Pues las toronjas, junto con otras tres mil variedades de vegetales y frutas consumidos por millones de personas cada día, han sido creados utilizando una técnica que se conoce como mutagénesis: inducir nuevas variedades, mutantes, usando entre otras, radiación atómica, que afecta a miles de genes y que se ha venido haciendo durante décadas en los laboratorios.

En los últimos sesenta años, esta técnica ha producido un número considerable de las plantas en el mundo. Variedades de trigo, incluidas las exclusivas usadas para hacer la pasta italiana, vegetales, frutas, arroz, hierbas aromáticas y algodón han sido alteradas o mejoradas usando varios tipos de radiación, y con frecuencia con la ayuda de la inmersión en químicos tóxicos, en la búsqueda de nuevos rasgos deseados. Ahora estas variedades se consideran convencionales, orgánicas en muchos casos y claro, no tienen etiquetas.

Las mutaciones, cambios en el ADN de los organismos, son la base y la materia prima para producir toda la variación biológica necesaria para la selección, motor de la evolución. Los cambios rutinarios en el ADN son producidos por errores que ocurren durante la división del ADN, la replicación y que son corregidos por la espléndida maquinaria de reparación celular, que de no serlo se perpetuan, o por daños inducidos por radiaciones cósmicas o terrestres y que se manifiestan como nuevos rasgos, en este caso, en nuevos sabores y texturas. Las mutaciones pueden ser seleccionadas por la naturaleza o por los humanos, para crear nuevas especies de plantas o variedades de una existente.

Uno de los grandes obstáculos para crear nuevas variedades de cultivos es que los agricultores las pueden desarrollar sólo si éstas aparecen de forma natural. ¿Cómo podrían crear nuevos colores, sabores o inducir resistencia a las enfermedades, algo que vuelve a una nueva variedad apetecible comercialmente si ellos no pueden mezclarla con esas nuevas especies?

Una de las soluciones ha sido utilizar los rayos gama, los rayos X o la exposición a ciertos químicos. Así se han logrado miles de variedades nuevas de plantas.

Cuando las toronjas se empezaron a cultivar en los Estados Unidos, no se usaban para la agricultura y ni se consideraba su comercialización. Un jardinero, a finales de 1800 se refería a ellas como esas frutas de piel dura , inservibles. En el caso de la Ruby Red actual, la mutagénesis inducida en años de trabajo en el laboratorio, ayudó a recuperar un rasgo que se había perdido. La carne de la fruta era blanca o ligeramente rosa hasta 1929 cuando unos granjeros de Texas encontraron un árbol que producía toronjas con la suculenta carne roja de hoy.

Después de años de cultivar nuevas plantas sacadas de ese árbol, la planta fue perdiendo sus frutos coloridos para volver al rosa pálido. Los científicos irradiaron el árbol y produjeron una mutación que resultó en una fruta con un color más intenso y  sin semillas. El sabor mejoradísimo.

Cuando se trata de enfermedades, el cultivo por mutagénesis también resulta de mucha utilidad. Ocurrió con unas peras japonesas que sucumbían a una plaga de manchas negras. Después de 20 años de irradiación la planta finalmente se liberó de la enfermedad y el nuevo nombre de Pera Dorada la convirtió en un monumento a los logros de la mutagénesis.

Vegetales y frutas obtenidos por mutación se han vendido en los supermercados durante décadas sin etiquetas que anuncien las modificaciones genéticas que han sufrido. Estas variedades hasta pueden ser consideradas orgánicas si cumplen con los requerimientos de producción exigidos. Además no están sometidas a las regulaciones y escrutinios que sufren otros cultivos que también usan la intervención genética, los satanizados, perseguidos y atacados transgénicos*.

Aunque se considera una tecnología vieja, la de la mutagénesis ha resurgido con mucho brío pues cada vez es más fácil identificar las mutaciones que son benéficas y asignarlas a genes específicos.

A la hora de usar esta tecnología quienes más hacen la vista gorda son los defensores de los alimentos orgánicos, que no ponen peros a la radiación y a los químicos aplicados a los frutos y sí muchos a los trabajos de la ingeniería genética, pues los transgénicos tienen que pasar un calvario sin fin hasta lograr, si es que lo logran –por los días que corren– la aprobación necesaria. Los orgánicos tienen unas reglas fáciles que muchos se saltan

Se siente un tufillo de doble o triple moral en toda esta historia.

Existe en Estados Unidos una cadena de tiendas regada por todo el país, que se precia de cuidar de la salud de los ciudadanos y lo hace vendiendo en su mayoría productos orgánicos, dejando un mínimo rincón de sus exuberantes exhibiciones a los productos convencionales. Los precios de los orgánicos triplican a los de los convencionales. Pero hace poco, acosados por múltiples demandas de distribuidores que los acusan de cargar con un gran sobreprecio a los orgánicos, han decidido que los productos convencionales son igual de buenos que los orgánicos.

Vivimos una época en la que el mejoramiento genético de las plantas para el consumo humano se ha visto empantanado en la absurda controversia alimentada por la desinformación y por las campañas y ataques vandálicos a los transgénicos.  Pero de manera sorprendente, la técnica de la mutagénesis, que es de lejos la técnica de mejoramiento genético más radical y de la que menos se conoce en términos de seguridad, ha estado produciendo múltiples variedades de plantas que ofrecen nuevos sabores, olores y gustos a los consumidores por más de medio siglo.

Ojala llegue el día en que los miles de estudios científicos que demuestran que los transgénicos son inocuos, ­–cuántos casos de problemas de salud se pueden atribuir al consumo de soya, alimento esencial de los fanáticos del supuesto buen comer– y que además son soluciones reales para sequías, inundaciones, escasez de tierra para cultivar, plagas y hambrunas, sean oídos en medio de tanto ruido ideológico y tanta furia. Que los transgénicos logren pasar a la oscuridad sin escrutinio que ampara a los alimentos atómicos.

Fuente: Ciencia Cierta

La Junta empieza a controlar el etiquetado de los ibéricos

La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, a través de sus servicios provinciales de Consumo, ha iniciado una campaña de inspección en comercios minoristas para controlar los productos ibéricos, así como el cumplimiento de las normas referentes al correcto etiquetado e información de su composición.

En un comunicado, la Consejería ha explicado que esta campaña se ha iniciado con el objetivo de «garantizar una correcta y leal competencia de los mercados y asegurar la defensa de las personas consumidoras, evitando fraudes y distorsiones de la competencia con otros productos porcinos».

En este sentido, esta campaña también pretende sensibilizar a los fabricantes, distribuidores y, en general, a todos los que intervienen en la cadena de comercialización, de que deben poner en el mercado productos que cumplan las normas referentes al etiquetado e información de su composición.

La campaña, que es de ámbito nacional, se realizará por los servicios de Consumo de Sevilla, Huelva, Granada y Córdoba, con cien controles de la información obligatoria del etiquetado de los productos y 31 toma de muestras.

ESTANDARES DE CALIDAD Asimismo, Consumo vigilará que cumplen los estándares de calidad y que los productos están etiquetados, comprobando que figuran los datos identificativos del responsable, la lista de ingredientes, el lote, el marcado de fechas, y que no se utilizan nombres, logotipos, imágenes, símbolos o menciones que puedan inducir a error al consumidor.

Con la campaña se verificará que los productos incluyen en su etiquetado los términos «certificado por» seguido por el nombre del organismo independiente de control. Además, se tendrá en cuenta especialmente la adecuación a los requisitos normativos de la denominación de venta, como el tipo de producto, designación por alimentación y manejo –de bellota, de cebo de campo y de cebo– y tipo racial, cien por cien ibérico o ibérico.

La campaña se prolongará hasta el mes de noviembre para supervisar estos productos en distintas épocas del año, y cuyas infracciones pueden oscilar entre los 200 y los 5.000 euros si la irregularidad cometida es leve, como, por ejemplo, un defecto en la información o el etiquetado que deba figurar en el producto, y de los 5.001 a 30.000 euros, si es grave, como, por ejemplo, un fraude al consumidor.

Fuente: Diario de Córdoba

Aerosoles genéticos, ¿una alternativa al desarrollo de los alimentos transgénicos?

La compañía biotecnológica Monsanto está trabajando en una alternativa al desarrollo de los alimentos transgénicos, se trata de una tecnología denominada BioDirect, desarrolla una especie de aerosoles genéticos basados en la interferencia por ARN, proceso por el que se produce un silenciamiento génico utilizando moléculas de ARN (ácido ribonucleico). El proceso de interferencia del ARN fue descubierto por Andrew Fire y Craig Mello en 1998, por lo que fueron galardonados en el año 2006 con el Premio Nobel, el proceso puso en marcha una línea de fármacos que bloquean los genes causantes de distintas enfermedades.

Pues bien, la nueva tecnología BioDirect que presenta Monsanto como una alternativa al desarrollo de alimentos modificados genéticamente, se basa en el mencionado proceso y tiene múltiples aplicaciones, basta con rociar las plantas que se pretenden proteger de la acción de los insectos y acabar con el 99% de la plaga. Pero también se puede utilizar con las malas hierbas, al rociarlas con el aerosol se bloquean determinados genes que provocan la muerte de estas plantas. En los denominados aerosoles genéticos también están trabajando otras grandes compañías biotecnológicas como Syngenta o Bayer, aseguran que son muchos los beneficios, ya que esta tecnología ofrece el control genético sin tener que modificar el genoma de una planta, es decir, ya no sería necesario crear cultivos transgénicos.

Monsanto ha llevado a cabo varias investigaciones en este campo, ha probado el nuevo aerosol con el escarabajo de la patata y los resultados han sido positivos, prácticamente se ha acabado con la plaga protegiendo a las plantas tradicionales de la patata. Los aerosoles genéticos podrían eludir una gran parte de la controversia que gira en torno a los alimentos transgénicos, recordemos que cada vez son más los consumidores que no quieren saber nada de ellos. Estos nuevos aerosoles tienen la capacidad de actuar rápidamente y de forma selectiva contra las plantas indeseables (malezas), plagas de insectos o virus y bacterias que atacan a los cultivos, para algunos expertos resulta mucho más eficaz el desarrollo de estas nuevas tecnologías que el desarrollo de nuevos alimentos modificados genéticamente.

Los efectos de la silenciación de los genes de RNA de interferencia duran unos pocos días o semanas, dependiendo del tipo, se habla incluso de poder proteger una cosecha de una sequía con un aerosol, es decir, que podría proteger a las plantas de la falta de agua, además se asegura que no afectaría al rendimiento de la planta. A través de la página oficial de Monsanto podemos conocer más detalles sobre estas denominadas soluciones sostenibles para la agricultura de la tecnología BioDirect, la compañía explica que es el resultado de su compromiso para ofrecer una amplia gama de soluciones para intentar ayudar a alimentar al planeta.

Monsanto explica que esta nueva tecnología aprovecha los procesos naturales para desarrollar productos con un gran potencial para la protección de los cultivos, que prácticamente se ha empezado a explorar y trabajar en esta nueva línea de productos y cree que brindará a los agricultores una amplia gama de aplicaciones que permitirán hacer frente a los cuatro retos a los que los agricultores se enfrentan en la actualidad, en todos los casos los proyectos se encuentran en las primeras etapas del proceso de investigación y desarrollo, BioDirect Control de Insectos, Biodirect Salud de Abejas, BioDirect Control de Virus y BioDirect Control de Malezas.
La compañía comenta que ha aprovechado la experiencia que tiene en el campo de la genómica para el desarrollo de la nuevatecnología BioDirect, utiliza moléculas que se encuentran de forma natural en la naturaleza para desarrollar la protección de los cultivos. ¿Por qué la compañía se sumerge en el desarrollo de productos biológicos agrícolas? Asegura que está comprometida con el apoyo a los agricultores y la demanda de los consumidores de llevar a cabo prácticas agrícolas sostenibles, esto representa un giro de 180º sobre lo que hasta hace poco declaraba sobre los alimentos modificados genéticamente. Recordemos que Monsanto también está trabajando desde hace algún tiempo en el desarrollo de alimentos no transgénicos, mejorados genéticamente utilizando material genético de la misma especie, como por ejemplo brócoli, cuyo contenido en antioxidantes es hasta tres veces mayor que el del brócoli tradicional, o melones de invierno con un 30% más de dulzor, de todo ello hablábamosaquí.

Hablando sobre esta nueva tecnología, un campo de naranjos puede ser invadido por una plaga de insectos que transmite una enfermedad, los agricultores en teoría simplemente deberían pulverizar sobre el cultivo el nuevo aerosol y esperar a que la situación estuviera bajo control, no serán necesarios arboles modificados genéticamente, ni el uso de pesticidas, lo que muestra las ventajas que tiene con respecto a la modificación genética.

Los aerosoles contienen moléculas que se degradan rápidamente (en días o semanas), según Monsanto no existe ningún riesgo para los seres humanos y el consumo de este tipo de moléculas no es más tóxico que beber un simple vaso de zumo, argumenta que los seres humanos consumen ARN cada vez que comen, por lo que no supone ninguna amenaza. Hay que decir que lo mismo decían de los cultivos modificados genéticamente que tanto rechazo están recibiendo, ¿ocurrirá lo mismo con los aerosoles genéticos? Queda mucho por investigar y esperemos que Monsanto y el resto de empresas biotecnológicas no cometan los mismos errores que han cometido con los transgénicos, es necesario que se ofrezca transparencia, que se permita conocer todo el desarrollo de estos productos, que se realicen estudios a largo plazo y a ser posible por investigadores independientes, ya veremos si es así.

Algo que asusta es la rapidez, Monsanto asegura que esta tecnología no tiene nada que ver con el desarrollo de alimentos modificados genéticamente, cree que no tendrá los problemas de la oposición pública ni con la legislación y tampoco sufrirá la lentitud con la que se desarrolla un alimento modificado genéticamente. De momento la tecnología BioDirect no convence a todo el mundo, primero habrá que demostrar de forma transparente que es eficaz y que no afectará al medio ambiente o la salud humana, si es así, su aplicación comercial será menos controvertida que la de los alimentos modificados genéticamente. Según leemos aquí, Monsanto está empleando muchos recursos en el desarrollo y control en el uso de los aerosoles genéticos contra plagas, malas hierbas y enfermedades, la compañía debe estar muy segura de que su producto será más aceptado.

Esto es sólo una breve introducción sobre un producto que podría sustituir a los alimentos modificados genéticamente, seguramente no tardaremos mucho en conocer nuevos detalles sobre la tecnología BioDirect y sobre el cambio que puede suponer para la agricultura mundial.

Fuente: Gastronomía & CÍA

La garantía que da una buena etiqueta

La calidad y seguridad alimentaria es una preocupación cada vez más latente en los hogares españoles. En una sociedad como la actual, globalizada, la competencia trasciende a nivel internacional. El proceso económico, tecnológico, social y cultural provoca una creciente interdependencia entre países y genera una proliferación de bienes y alimentos entre los que el consumidor tiene una mayor capacidad de elección.

Ante este panorama, es necesario apostar por una estrategia empresarial en la que prime la calidad y que genere una marca diferenciada ante el incesante crecimiento de la competencia. Las empresas deben buscar un valor añadido que distinga sus productos, un elemento que les identifique y les haga únicos. Solo de este modo pueden consolidarse en el mercado y en la mente del consumidor.

Los usuarios hoy en día se decantan por productos saludables y que aporten la máxima calidad. Contar con sellos o etiquetas distintivas que avalen los correctos procesos de producción y estar amparado bajo la categoría de una denominación de origen son garantías de que la compañía cumple con creces las correspondientes normativas de producción, de seguridad alimentaria y medioambiental, y de que la elaboración de sus productos se realiza siguiendo los más altos niveles de calidad, al tener que pasar estrictas inspecciones y exigentes procesos para lograr destacarse con un sello que lo acredite.

Esta estrategia empresarial pasa por centrarse en un segmento específico de clientes, que entiendan los valores de la compañía, y apostar por la especialización en productos exclusivos con un alto grado de diferenciación, con una excelente calidad y un servicio exquisito. Pero esta apuesta comercial puede venir acompañada de otras tácticas de negocio con el fin de alcanzar una posición competitiva dentro del sector tanto a nivel nacional como internacional.

Estos distintivos pueden ser la clave para el éxito de la marca. Se trata de una característica diferenciadora frente a las empresas competidoras del sector, a la vez que se convierte en un atractivo para el consumidor, que ve satisfechas aquí las necesidades de calidad que busca en su cesta de la compra.

El reto es lograr que el cliente reconozca bajo una marca no solamente el producto, sino la calidad que lleva asociada y los valores diferenciadores. Para ello es vital contar con avales que certifiquen cada fase del proceso de producción. Cada paso cuenta: desde el instante de la siembra, el terreno en el que ha sido cultivado, las circunstancia de maduración, cómo ha sido el cuidado de la materia prima hasta el momento de la recolección, y cumplir todos los requisitos necesarios tanto en la línea de producción, envasado, etiquetado, almacenamiento y conservación de los productos con el fin último de que el alimento contenga las máximas cualidades.

A la hora de construir un producto de alta calidad y afianzar una imagen de marca es fundamental contar con la acreditación de sellos de calidad que les identifiquen como un producto con peculiaridades y de atributos superiores a los del resto. Se debe realizar un trabajar continuo en esta dirección, con esfuerzo y utilizando las mejores tecnologías y avances con la finalidad de buscar la perfección y la excelencia y superar con éxito todas las exigencias. Se trata de buscar el compromiso de que los productos que lleguen a los hogares ofrezcan las mejores cualidades. Y es que detrás de una simple etiqueta hay mucho trabajo y muchos garantías cumplidas.

Si a los certificados y sellos de calidad se une el aval del reconocimiento a nivel nacional e internacional, a través de premios que acreditan el alto nivel del producto, se conforma una magnífica carta de presentación de la marca ante el consumidor local y a la hora de abrir la estrategia comercial hacia nuevos mercados en el exterior.

Fuente: El Economista

Fraude en las especias y hierbas secas del Reino Unido

Se ha convertido en una rutina conocer un nuevo caso de fraude alimentario en el Reino Unido, a lo largo de estos últimos años hemos podido comprobar que afectan a todo tipo de productos, algunos tienen como objetivo defraudar al consumidor económicamente dándole gato por liebre, pero sin que suponga un riesgo para la salud, como por ejemplo ofrecer un arroz “para risotto” con una variedad del cereal que no corresponde y que resulta mucho más económica que cualquiera de las variedades de arroz recomendadas para hacer risotto. Otros fraudes tienen el agravante de ser un riesgo potencial para la salud, como fue el caso del que hablábamos en este post, la sustitución del comino por cáscaras picadas de almendras y cacahuetes en algunos productos preparados.

Hoy conocemos los resultados de un estudio desarrollado por Chris Elliott, director del Instituto para la Seguridad Alimentaria Global en la Universidad de Queen (QUB), en el que se concluye que se está llevando a cabo un fraude en las especias y hierbas secas que se comercializan en el Reino Unido. Según la investigación, una cuarta parte del orégano seco que se comercializa en los mercados del país no es orégano, se trata de otras variedades de plantas secas mucho más económicas. El experto explica que esto hace sospechar que posiblemente suceda con otras hierbas y especias que se comercializan envasadas.

Los botes y paquetes de orégano seco que se comercializan en los supermercados contienen hojas de olivo y mirto que, molidas adecuadamente, pasan por orégano. En la investigación se ha descubierto que en algunos casos se ha sustituido hasta el 70% del orégano por estas alternativas mucho más económicas, por supuesto no están identificadas en las etiquetas alimentarias como ingredientes. La investigación se llevó a cabo tras la sospecha de que el orégano que se suministraba al Reino Unido e Irlanda podría ser fraudulento, y los resultados obtenidos se han trasladado a la FSA (Food Standards Agency), Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, que ha puesto en marcha una investigación en profundidad sobre el uso de ingredientes no declarados en especias y hierbas secas.

Chris Elliott explica que está claro que han logrado identificar un problema muy importante que podría ser la punta del iceberg de lo que en realidad está ocurriendo, es decir, un fraude a gran escala que afecte a otras hierbas y especias que entran en el mercado del Reino Unido a través de cadenas de suministro complejas, lo que delataría que es necesario poner en marcha mecanismos de control mucho más efectivos que puedan proteger a los consumidores de este tipo de fraudes. Por cierto, no hay que descartar que se puedan encontrar ingredientes sustitutivos que representen un riesgo para la salud, como ocurrió con el caso del comino.

En el estudio los investigadores adquirieron 78 muestras de orégano seco en 50 establecimientos del Reino Unido e Irlanda (supermercados, tiendas pequeñas y tiendas que comercializan sus productos en internet). Se detectó que en el 25% de las muestras, buena parte del orégano había sido sustituido por hojas de olivo y mirto, materias primas que, como ya hemos comentado, no suponen un riesgo para la salud, pero no aportan el aroma y el sabor del orégano, evidentemente.

Para los consumidores es bastante difícil identificar el fraude, esto es competencia de minoristas, fabricantes y agentes de seguridad, que deben reforzar los controles a fin de acabar con este tipo de prácticas. La FSA ya ha lanzado un comunicado en el que destaca la importancia de que los consumidores tengan confianza en el etiquetado de los productos alimentarios, y de que la información sea veraz, pero con este tipo de fraudes se está socavando dicha confianza, algo lógico después de tanto escándalo alimentario, a raíz del caso de la carne de caballo, el goteo de fraudes detectados que se ha dado a conocer ha sido incesante.

A la FSA le preocupa este tema y desde principios de año investiga los ingredientes no declarados presentes en hierbas secas y especias, sin embargo, y como hemos podido saber, han sido los expertos del Instituto para la Seguridad Alimentaria Global los que han destapado el fraude. La Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido asegura que los productos se están analizando para verificar que contienen lo que se indica en la etiqueta, lo que hace suponer que en las próximas semanas se dará a conocer el resultado de la investigación y el alcance de este nuevo caso de fraude alimentario.

Según leemos aquí, en los botes y paquetes de orégano comercializados en el Reino Unido en los que se ha detectado el fraude, la sustitución del orégano por hojas de olivo y mirto varía entre un 30% y un 70%. Dicen que no está claro si el engaño ha sido intencionado o si es el resultado de errores en la elaboración y manipulación por parte de las empresas implicadas, aunque dada la magnitud del fraude es fácil sospechar que ha sido algo intencionado.

¿Nos estarán dando gato por liebre en España?, puesto que algunas empresas que suministran hierbas secas y especias al Reino Unido también las suministran al mercado español, no estaría de más llevar a cabo una investigación para comprobar si lasespecias y hierbas secas que venden en tiendas y supermercados están adulteradas.

Fuente: Gastronomía & CÍA

Eliminar las grasas trans: misión posible

Origen de las grasas trans
La alimentación es fundamental para prevenir numerosos problemas de salud. Pero también puede generarlos, como sucede al consumir de forma habitual alimentos procesados que contienen ácidos grasos trans. Este tipo de grasas, que no desempeñan ninguna función en el cuerpo humano, aparecen en nuestra dieta por dos posibles vías. La primera es a través de la ingesta de cárnicos o lácteos, ya que los ácidos grasos trans se producen, por fermentación, en el rumen de los rumiantes. Y la segunda vía son los alimentos procesados que han sufrido determinados procesos de hidrogenación, llevados a cabo por la industria alimentaria.

Grasas peligrosas para la salud
Para la Autoridad Alimentaria de Seguridad Alimentaria (EFSA), estas dos fuentes de ácidos grasos trans suponen un riesgo para la salud, pero las grasas trans provenientes de la hidrogenación son las más peligrosas. En el artículo ‘Grasas trans, ¿dónde se esconden?’, publicado en EROSKI CONSUMER en abril de 2014, aparecen detallados diversos alimentos que, hoy por hoy, contienen este tipo de sustancias. Una «pista» para detectarlas es si entre el listado de ingredientes del alimento aparece la frase «grasas parcialmente hidrogenadas».

Las grasas trans son peligrosas porque incrementan el riesgo cardiovascular de forma clara y lineal (es decir, a más consumo, más riesgo). Es la razón por la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en 2010 que es necesario «eliminar las grasas y los aceites parcialmente hidrogenados de la cadena alimentaria». Por desgracia, todavía las toman a diario millones de europeos, según detallaron Stender y sus colaboradores en la revista BMJ Open. Y no hay visos de que esta situación mejore a corto plazo, como se amplía a continuación.

Se retiran del mercado americano, pero no del español
En 2006, el doctor Michael Dansinger exhortó a retirar las grasas trans de toda la cadena alimentaria americana. Lo hizo en la revista Medscape General Medicine, en un artículo titulado ‘Prohíban las grasas trans en 2007’. Hoy, ocho años después, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha decidido que la industria alimentaria debe eliminar los aceites parcialmente hidrogenados de sus productos.

En España, sin embargo, no parece que vaya a suceder lo mismo. Aunque el Ministerio de Sanidad reconoce que «su consumo, incluso a niveles bajos, se asocia con un incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares», opta «por el buen hacer de la industria».

Vulnerabilidad de los consumidores
El primer paso que debería exigirse a los fabricantes es la declaración, en la etiqueta, de la presencia de ácidos grasos trans, algo que sucede en Estados Unidos desde 2006. Esta obligación no existe en nuestro país, por lo que esta coyuntura pone a la población española en una clara situación de indefensión. Pero aunque las etiquetas incluyeran esta información, no se estaría en el mejor escenario, porque los consumidores deberían entender que estas grasas son peligrosas para la salud.

Así pues, lo idóneo es retirar las grasas trans de los alimentos procesados. En España solo se limitan estas sustancias en preparados para lactantes y leches de continuación, pero deberían desaparecer de cualquier producto procesado. Existen empresas que han decidido eliminar de forma voluntaria las grasas trans de todos sus productos. Pero esto no es lo habitual. EROSKI lo hizo en 2009, año en que retiró de sus lineales 52 toneladas de grasas vegetales parcialmente hidrogenadas, y ha mantenido su decisión hasta hoy.

Pero, por desgracia, la iniciativa de EROSKI no es la norma, sino la excepción. Esto es perjudicial para todos los consumidores, sobre todo para los adolescentes y para las clases más desfavorecidas, porque su consumo de grasas trans es superior: alcanza el 6% de su ingesta energética, tal y como detallaron Barton y sus colaboradores en julio de 2011 (revistaBMJ). Por su parte, Mozaffarian y su equipo constataron, en abril de 2006 en N Engl J Med, que basta un incremento de un 2% del consumo energético a partir de estas sustancias para que aumente el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria en un 23%.

¿Es difícil retirar las grasas trans? No
De entre las excusas que declaran los fabricantes para no retirar las grasas trans, una de las más frecuentes es la dificultad de llevar a cabo este paso. Sin embargo, cuando la FDA americana obligó en 2006 a declarar las grasas trans en la etiqueta de los productos, «las empresas rápidamente redujeron la cantidad que añadían a los alimentos», según declaró en The New York Times, en febrero de 2014, la doctora Margaret A. Hamburg, una comisionada de la FDA. Esta rápida reacción se explica por el miedo de las empresas a que los consumidores dejen de comprar sus productos.

Pero un ejemplo más ilustrativo se encuentra en lo ocurrido en cinco países europeos: Austria, Dinamarca, Islandia, Suecia y Suiza. Sus respectivos gobiernos han prohibido en los últimos años la presencia de ácidos grasos trans en alimentos procesados. En el estudio de Barton, antes citado, se explica que los fabricantes de dichos países se han adaptado con rapidez, con facilidad y con un coste mínimo a la solicitud de retirar estas sustancias de sus productos.

¿Por qué, entonces, la resistencia a retirar estas sustancias de manera voluntaria? Es probable que guarde relación con el hecho de que las grasas parcialmente hidrogenadas mejoran el sabor, la textura y la durabilidad de los alimentos elaborados. Estas mejoras se pueden conseguir sin generar grasas trans, pero el cambio supondrá un coste (aunque sea mínimo) para las empresas, y por eso tiene tanto sentido, además de informar a la población, que exista una regulación legislativa que proteja de forma eficaz a los consumidores. Se puede, por tanto, emular al doctor Michael Dansinger, y solicitar lo siguiente a las autoridades sanitarias españolas: «Prohíban las grasas trans en 2015».

Fuente: Eroski Consumer