El impacto del TTIP en la seguridad alimentaria

El tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (USA), conocido por las siglas TTIP, puede suponer una buena oportunidad para muchas pequeñas y medianas empresas que verán incrementadas sus posibilidades de exportación, pero al mismo tiempo ha suscitado distintas críticas entre los consumidores europeos, entre las que destaca las relativas a la seguridad alimentaria.

Las pretensiones oficiales de la UE en este campo son, básicamente, acortar el tiempo que USA emplea para aprobar importaciones de alimentos desde la UE y defender los estrictos estándares de seguridad alimentaria de la UE. Sin embargo estos buenos propósitos son recibidos con cierto escepticismo por una parte de la opinión pública europea, que teme que se imponga un modelo de seguridad alimentaria menos exigente.

Afirmar que los consumidores americanos están menos protegidos o que su seguridad alimentaria es menos rigurosa es contrario a la evidencia (en USA, por ejemplo, no existen mayores tasas de toxiinfecciones alimentarias que en Europa). Pero sí que es cierto que existen divergencias en los sistemas de seguridad alimentaria, algunas de las cuales centran gran parte de las controversias sobre el TTIP, entre ellas: 1) Los tratamientos químicos para la reducción de patógenos usados en la producción de vacuno y pollos; 2) El uso de hormonas y antibióticos en las granjas para potenciar el crecimiento de los animales; 3) Los procesos de aprobación de los Organismos Modificados Genéticamente (OMGs) para la alimentación humana y animal.

En USA se permite el uso de desinfectantes como el ácido peroxiacético para reducir la contaminación microbiana de las canales de pollo o ternera en los mataderos. La UE considera seguro este tratamiento, pero mantiene dudas sobre su eficacia, aunque ya se aprobó el uso del ácido láctico en vacuno. En la EU se enfatiza la bioseguridad en las granjas y las prácticas higiénicas en los mataderos como vía para reducir la contaminación, mientras que en USA son más proclives a los tratamientos de descontaminación en el punto final. No debería resultar difícil armonizar estos enfoques.

El uso de hormonas y antibióticos como promotores del crecimiento están prohibidos en la UE, y los antibióticos sólo se utilizan con finalidades terapéuticas bajo control veterinario. En USA se considera que los promotores del crecimiento que tienen autorizados son seguros, y al igual que en Europa muestran una gran preocupación por el enorme problema de salud pública que representa la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos, sobre todo a los relevantes en medicina humana. Aunque el enfoque americano en este campo pivota sobre acuerdos voluntarios con la industria farmacéutica, aquí puede existir un terreno común habida cuenta de la dimensión global del problema.

Respecto a los transgénicos, existen distintos tipos de maíz y soja modificadas genéticamente autorizados en Europa. Las pretensiones americanas son que todos los OMGs aprobados en USA, donde están considerados como productos seguros, sean autorizados de manera automática por la UE. Sin embargo la UE no parece dispuesta a modificar su normativa a este respecto, que requiere una evaluación previa del riesgo ambiental y para la salud. Sin duda no resultarán fáciles los acuerdos en esté ámbito.

El TTIP es una buena oportunidad para identificar las mejores prácticas y aprender de las experiencias del otro en el campo de la seguridad alimentaria. Sin duda la UE es consciente de la elevada sensibilidad de los consumidores europeos sobre estas materias y consecuentemente defiende el marco legislativo actual, en el que el principio de precaución posibilita una gestión del riesgo alimentario que beneficia a los ciudadanos.

Fuente: Levante

El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos es una amenaza para la seguridad alimentaria de Europa

El verano del año pasado nos hacíamos eco de la ronda de negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea, con la finalidad de llegar a un acuerdo sobre el Tratado de Comercio e Inversiones (TTIP) entre ambos bloques, sobre la mesa de negociación se encontraba el tratado con varios puntos a considerar. En aquel momento destacábamos una de las cuestiones que habían generado polémica, las grandes diferencias en la normativa sobre la manipulación y procesamiento de la carne de pollo en ambos bloques. Por ejemplo, en Estados Unidos se lleva a cabo el lavado de pollo con cloro para eliminar los microorganismos patógenos, método que no se permite en la UE. Pero esta es sólo una cuestión de tantas que pueden provocar que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos sea una amenaza para la seguridad alimentaria de Europa.

Como ya explicábamos en su momento, hay que temer al Tratado de Libre Comercio, aunque la Comisión Europea ha afirmado hasta la saciedad que la entrada en vigor de un acuerdo transatlántico de comercio podría incentivar hasta en un 50% el comercio conjunto entre los respectivos bloques, pondría en la cuerda floja la actual reglamentación de la UE en materia de seguridad alimentaria. El TTIP lleva tiempo sobre la mesa y la Comisión Europea trabaja para intentar cerrar los acuerdos de libre comercio, asegurando que no va a cambiar nada y que no se alterará la forma en la que se regula la seguridad alimentaria en la Unión Europea. La Comisión Europea argumenta que la EFSA se encargará de velar por la seguridad alimentaria realizando los oportunos controles y emitiendo los correspondientes dictámenes científicos.

Ya que hemos puesto el ejemplo de la carne de pollo, se puede apreciar claramente la incongruencia, si el lavado de carne de pollo con cloro no está aprobado en la UE, ¿cómo puede entonces entrar al mercado comunitario carne de pollo que ha sufrido este proceso? Bien, esta semana continúan las negociaciones para cerrar el TTIP, de llegar a buen puerto, este tratado amenazará la salud pública, los derechos de los consumidores y las condiciones de vida de los animales. A medida que se sigue negociando crece la repulsa contra este tratado, la razón es que quienes están negociándolo pretenden situar los intereses comerciales por encima de la seguridad alimentaria, eso se muestra en este documento publicado por la UE.

En lo que refiere a la seguridad alimentaria, se muestra que las propuestas europeas reducen la posibilidad de restringir los alimentos transgénicos, el uso de hormonas u otros productos químicos a los que estarían expuestos los animales en las granjas. Se crearía un organismo transatlántico que se encargaría de controlar las futuras normas en materia de seguridad alimentaria y bienestar animal, se destaca que especialmente hay que facilitar ante todo el comercio. Con la creación del organismo transatlántico, las decisiones en materia de seguridad alimentaria serían de su competencia y estarían fuera del alcance de los políticos comunitarios. Se frenaría el derecho de cada Estado miembro a poder inspeccionar los alimentos importados, medida que obviamente tiene como finalidad comprobar la seguridad de los alimentos a fin de salvaguardar la salud pública.

En este artículo de Amigos de la Tierra explican que la homologación de los estándares internacionales de seguridad alimentaria darían lugar a más escándalos alimentarios. Volviendo al caso del pollo estadounidense, en su momento y con el fin de lograr que el tratado se firmase, la industria sugería que se retirasen de la agenda esas cuestiones espinosas para discutirlas posteriormente y una vez que se hubiera aprobado el Tratado de Libre Comercio, claro, así resultaría más fácil introducir posteriormente alimentos de Estados Unidos cuyos estándares de seguridad son inferiores a los marcados por la UE.

Son muchos los estudios que se han realizado y que demuestran que la seguridad de la carne en Estados Unidos deja mucho que desear, por ejemplo la investigación llevada a cabo por el Translational Genomics Research Institute en la que se concluía que hasta un 47% de las carnes que se comercializan en varias ciudades estadounidenses estaban contaminadas por bacterias que habían generado resistencia a los antibióticos. Otra investigación mostraba que buena parte de la carne de cerdo de Estados Unidos estaba contaminada por otro microorganismo, la verdad es que se pueden citar muchos ejemplos que deberían tenerse en cuenta antes de firmar ningún tratado de estas características.

No tiene sentido firmar un tratado que va en contra de la seguridad alimentaria y en contra de los intereses de los consumidores. Como dice la organización Amigos de la Tierra, este tratado es un caballo de Troya con el que se pretende hacer brecha para facilitar el comercio e incrementar los beneficios de las grandes compañías alimentarias socavando cuestiones tan importantes como la seguridad alimentaria. Al respecto os invitamos a ver el vídeo en el que se explica qué representa y cómo afectan a los países los tratados de libre comercio.

Muchas personas se oponen a este acuerdo y se han realizado concentraciones en Bruselas para exigir el fin de las negociaciones y que se evite la entrada de este caballo de Troya. Lamentablemente es posible que finalmente dicho tratado se materialice, como ya sabemos, a la CE le importa mucho más llegar a acuerdos comerciales que generen un gran volumen de negocio que las normas que garantizan la seguridad de los ciudadanos.

Fuente:: Gastronomia & CIA