Aragón creará en 2015 un instituto agroalimentario en el que trabajarán 300 investigadores

El Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), primero de este tipo en la comunidad, comenzará a funcionar a principios del próximo año con casi 300 investigadores y con el objetivo de potenciar el sector, favorecer su competitividad e incrementar la captación de fondos, sobre todo europeos.

El primer paso para la constitución de este centro mixto, del Gobierno de Aragón y de la Universidad de Zaragoza, se ha dado este lunes con la firma de un convenio entre el rector, Manuel López, y el director gerente del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), José Vicente Lacasa, organismo público del Ejecutivo autonómico.

Un nuevo instituto que no exigirá inversiones para su funcionamiento, ya que no dispondrá de un único edificio, aunque tendrá una sede física para su dirección, ha señalado López en una rueda de prensa en la que ha intervenido, entre otros, el consejero aragonés de Industria e Innovación, Arturo Aliaga.

Según el rector, el objetivo es agregar en un único organismo «lo mejor de la investigación agroalimentaria pública de Aragón».

Hasta el momento, se han adherido 154 investigadores permanentes y 92 no permanentes, pertenecientes a 30 grupos de investigación reconocidos por el Gobierno de Aragón, del CITA y de ocho centros de la Universidad de Zaragoza.

Además, también se unirán seis grupos de la Estación Experimental de Aula Dei del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que integran a 36 investigadores, bajo la figura de personal asociado.

Se trata de favorecer la agrupación de equipos de investigación, para conseguir una «masa crítica» y capacidad de «liderazgo» internacional, especialmente para captar más fondos de proyectos europeos, ha informado el presidente de la comisión que ha propuesto su creación, Rafael Pagán, catedrático de Tecnología de los Alimentos.

En definitiva, ha explicado Pagán, su finalidad es impulsar el sector agroalimentario, favorecer su competitividad y compartir recursos, medios, personal, infraestructuras e ideas.

Ha agregado que, durante los últimos dos años, los grupos de investigación adheridos al IA2 han publicado más de 500 artículos en revistas internacionales, formado a 50 doctores y firmado más de 250 contratos con empresas, que junto a la captación de fondos en convocatorias públicas (regionales, nacionales y europeas), supone una media de siete millones de euros de ingresos al año.

De este dinero, un millón procede de la Comunidad Autónoma, dos millones de proyectos nacionales, otros dos y medio de las empresas y uno de fondos europeos, que son los que se pretenden duplicar o triplicar, ha afirmado Pagán.

Las áreas de trabajo abarcarán toda la cadena alimentaria, desde la producción de materias primas de origen vegetal y animal, su transformación industrial en alimentos atendiendo a criterios de calidad y seguridad alimentaria, la gastronomía, la nutrición, la salud y el consumo, teniendo en cuenta aspectos económicos, sociales y medioambientales.

En el trabajo previo para estudiar la viabilidad de esta iniciativa, una comisión integrada por cuatro miembros de la Universidad de Zaragoza y cuatro del CITA han elaborado una memoria en la que se han formulado 113 acciones específicas para llevar a cabo, en función de las oportunidades de financiación, ha explicado Pagán.

Por ejemplo, se desarrollarán nuevas tecnologías de procesado de alimentos, que sean más ventajosas, o se caracterizarán productos de la tierra con el objetivo de que tengan mayor calidad.

Las acciones se organizarán en cuatro departamentos, como son producción de materias primas de origen vegetal y de origen animal, economía agroalimentaria de los recursos naturales y ciencia y tecnología de los alimentos, que agrupará a la mayor parte de los investigadores, el 37 por ciento, ha señalado Pagán.

Para el director gerente del CITA, con este instituto se intenta dar «un paso más» en la optimización de la labor que desarrolla el centro que dirige, dado que el PIB agroalimentario de Aragón es del 4 por ciento, muy por encima de la media nacional, pero sin embargo la producción es menor.

Por ello, según Lacasa, con el IA2 se pretende aunar esfuerzos para incrementar el retorno económico de la investigación agroalimentaria que se realiza en la Comunidad aragonesa, favoreciendo su competitividad, con la finalidad de que se convierta en un centro de referencia tanto nacional como internacional.

Tras la firma de este convenio, la Universidad de Zaragoza continuará con la tramitación de la propuesta que será evaluada por la Comisión de Investigación, Consejo de Gobierno y Consejo Social de la institución académica, un trámite que está previsto finalice en diciembre.

Finalmente llegará al Ejecutivo de Aragón, que someterá la memoria a evaluación por parte de la Agencia de Calidad y Prospectiva Universitaria de Aragón (ACPUA) y a su aprobación en Consejo de Gobierno, previsiblemente a primeros de 2015, ha informado Aliaga.

El consejero ha considerado que el IA2 es un proyecto «ambicioso» y ha dicho que el futuro del sector agroalimentario, la segunda industria de Aragón, con más de mil empresas, más de 13.000 empleos y unos 3.000 millones de euros de valor de su producción, informado de que podría estar aprobado a primeros de 2015.

Fuente: Heraldo de Aragón

El cerebro podría ser entrenado para cambiar las preferencias alimentarias

Investigadores estadounidenses sugieren que es posible revertir la adicción por los alimentos hipercalóricos e incrementar la predilección por la comida sana.

Según un estudio publicado en Nutrition & Diabetes realizado por científicos del Jean Mayer USDA Human Nutrition Research Center on Aging, USDA HNRCA (EEUU), sería posible entrenar al cerebro para que prefiriese alimentos bajos en calorías en vez de aquellos hipercalóricos. Una RM cerebral realizada en hombres y mujeres adultos sugiere que es posible revertir el poder adictivo de la comida insana a la vez que se incrementa la preferencia por los alimentos sanos.

Los científicos sospechaban que, una vez que los circuitos de adicción de la comida poco saludable fuesen establecidos, sería difícil revertirlos. Con el objetivo de observar si el cerebro podía ser entrenado de nuevo para apoyar las elecciones de comida sana, los investigadores estudiaron un sistema de recompensa en 13 hombres y mujeres con sobrepeso, ocho de los cuales participaban en un nuevo programa de pérdida de peso diseñado por un equipo de la Universidad Tufts (EEUU), mientras que otros cinco estaban en un grupo de control y no formaban parte del programa.

«El programa de pérdida de peso está diseñado específicamente para cambiar la reacción de las personas ante distintos alimentos y nuestro estudio muestra que aquellos que participaron en él presentaron un incremento en el deseo por los alimentos sanos además de una disminución en la preferencia por la comida insana», ha explicado Sai Krupa Das, de la USDA HNRCA.

A ambos grupos se les realizó una resonancia magnética cerebral al comienzo y al final de un periodo de 6 meses. En aquellos que participaban en el programa de pérdida de peso, las imágenes cerebrales revelaban cambios en áreas del centro de recompensa del cererbo asociados con el aprendizaje y la adicción. Tras seis meses, esta región presentaba un incremento en la sensibilidad a los alimentos sanos y bajos en calorías, indicando un incremento en la recompensa y el placer al consumir alimentos sanos. Esta región cerebral también mostró una disminución de la sensibilidad en alimentos poco sanos y altos en calorías.

«A pesar de que otros estudios han mostrado que los procedimientos quirúrgicos como el bypass gástrico pueden disminuir el modo en que las personas disfrutan de la comida en general, esto no es muy satisfactorio porque lo que elimina es el placer de comer en vez de hacer que los alimentos sanos resulten más apetecibles», ha explicado Thilo Deckersbach, del Hospital General de Massachusetts (EEUU). «Hemos mostrado que es posible cambiar las preferencias respecto al tipo de alimentos sin necesidad de cirugía y que la imagen por resonancia magnética es una técnica importante para explorar el papel del cerebro en sus elecciones alimenticias», ha añadido.

Fuente: DMedicina